Durante los últimos años, el incremento constante de la demanda de energía en Chile ha influido directamente en la competitividad y capacidad de crecimiento de la industria del país, haciendo necesario que se desarrollen nuevas aplicaciones para el uso de energías renovables no convencionales.
Se trata de una alternativa limpia para el suministro de electricidad, proveniente de fuentes no convencionales, que se derivan del sol, del viento, el mar, de la biomasa, entre otras fuentes geotérmicas.
Necesidad de avances energéticos
Chile se ha convertido en uno de los países con mayor aumento en el valor de la energía en los últimos 20 años y los precios de la electricidad para los residentes chilenos se han triplicado. Los factores climáticos como la sequía y la contaminación ambiental han hecho aún más vulnerable el suministro.
La creciente industria minera de cobre en la zona norte se ha convertido en uno de los más grandes impulsores de la demanda eléctrica en el país, así como muchos otros consumidores industriales, sin dejar de lado todos los avances del campo tecnológico que surgen cada día.
Algunas de estas empresas apuntan a un suministro renovable certificado, con el fin de contratar a empresas de generación directamente y lograr una etiqueta verde para sus productos. Especialistas en la materia trabajan día a día para ofrecer más propuestas sobre el uso de energía renovable no convencional, algunas de las cuales ya están en marcha.
Las desventajas de la energía no renovable han causado muchos efectos negativos en el mundo:
- Provocan el calentamiento global y un cambio climático repentino
- Causan una contaminación directa al medio ambiente y a los seres humanos
- Tienen un costo más elevado que las energías renovables
Avances favorables
Chile, gracias a sus condiciones climáticas, hidrográficas, geológicas y geográficas, tiene a su disposición una gran cantidad de recursos aprovechables para la obtención de energía limpia.
La energía solar, eólica y marina son aportes potenciales para la matriz energética del país, las cuales no se proyectan solo como una solución a futuro, sino que ya son una realidad creciente para la producción de electricidad libre de emisiones.
El desierto de Atacama es uno de los lugares más secos del mundo y con mayor radiación solar que existe, por eso es el lugar perfecto en donde han sido instalados 10.600 espejos o heliostatos que se mueven al ritmo del sol, con el fin de que generen energía las 24 horas del día.
El objetivo es lograr que esta central produzca suficiente electricidad para 380.000 hogares aproximadamente, ahorrando la emisión de 640.000 toneladas de CO2 al año. La meta consiste en instalar más centrales de este tipo en la medida que pasa el tiempo.
La energía solar tiene gran potencia durante el día, pero de noche disminuye, por lo que entra en juego otra fuente muy importante que es la energía eólica. La segunda región de Chile que más energía eólica produce es Araucanía, después de la región de Atacama, en donde están instalados los parques eólicos más grandes de Chile.
Además, Renaico es también conocida como la “capital del viento”, debido a sus condiciones climáticas que favorecen el desarrollo de proyectos eólicos.
Hoy en día, casi el 25% de la electricidad del país es suministrado por fuentes de energías renovables no convencionales, siendo el 2021 uno de los años es lo que ha habido mayores avances en los proyectos establecidos.
Estas fuentes son infinitas y se estudian más proyectos potenciales para energía solar, eólica, de biomasa, geotérmica, marina e hidráulica, que podrían alcanzar la carbononeutralidad en 2050, logrando consolidar a Chile con un país de energías limpias al 100%.